martes, 28 de diciembre de 2010

Sonata de toda una vida

Su corazón y el de él nunca latieron al unísono, como decían las canciones de amor. Sus corazones, por contra, bailaban juntos, el uno para el otro, creando un ritmo fuerte y hermoso.
Un ritmo que se convirtió en su propia canción, que fue la música verdadera (sin que ellos lo supieran) de cada uno de los momentos de su vida. Cuando iban al supermercado, a pasear, a cenar o al cine, esa canción resonaba en sus pechos arrullándoles (aunque no pudieran oírla). Cuando estaban separados y cesaba la danza, una sensación de extrañeza se apoderaba de ellos sin que jamás llegaran a comprenderla: él sentía como si le hubieran dejado solo a mitad de un baile en el centro de la pista; ella, que le faltaba algo vital aunque no acertaba a decir qué era("quizá lo he olvidado"). Por suerte para ellos, en cuanto sus corazones volvían a encontrarse, retomaban el compás perdido y se enredaban el uno con el otro para volver a formar el ritmo.
Aunque la canción siempre era igual, la cadencia del ritmo variaba de cuando en cuando, ajustándose a un corazón y al otro, dependiendo de la situación, la emoción y los cambios provocados por el paso del tiempo.
Y es que el tiempo no podía obviarse, y a medida que este pasaba ocurría que, de cuando en cuando, se perdían negritas o corcheas e incluso que alguno de ellos perdía el ritmo por completo. Sin embargo, esto solo hizo que la danza se volviera más lenta, más grácil y, de algún modo, más hermosa. Cambiaron la intensidad y la fuerza por dulzura y serenidad, y continuaron bailando el uno para el otro, al paso que el tiempo les había impuesto.
Esta nueva melodía, que en el fondo era igual a la de siempre y al tiempo distinta, auguraba un final. El hermoso aunque triste final de su canción.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Y llegó la paz

Pasados varios meses de guerra psicológica (que nada ha tenido que envidiarle a la Guerra Fría), por fin, llegó la paz. Las dos reinas decidimos sellar un duradero tratado de paz, cimentado sobre cocochas al pil-pil y mucho vino, en la cocina.
¿Os acordáis de Maika (cervatillo)? Pues resulta que decidió hablar conmigo, y yo que cuando bebo hablo más que nadie accedí.
Y las únicas dos preguntas que tenía para hacerme eran "¿te caigo mal?" y "¿por qué?". La respuesta era obvia, "sí", pero cuando quise responder a la segunda no tenía ni idea de qué decir exactamente. Es decir, es cierto que su personalidad choca con la mía pero tengo muchas amigas con las que me pasa exactamente lo mismo. Así que, ¿qué era lo que realmente hacía que no la soportara? Pues que la juzgué en base a los primeros 5 minutos que la conocí (cosa que no suelo hacer pero es que ese día hubiera odiado al mismísimo Ghandi, si me lo hubieran presentado), que una vez habló mal de alguien que me importa (y yo aproveché para arremeter contra ella así que supongo que estamos en paz), y... Bueno, llegué a la conclusión de que, si bien no es (ni será) mi persona favorita, lo que odio es cómo me trata. Y ella aseguraba que me trataba así por la forma en que la trataba yo.
En suma, que ambas somos gilipollas y podríamos haberles ahorrado mil dolores de cabeza a nuestros respectivos novios si hubiéramos hablado antes.
Y, ¿sabéis qué? Tras dar el tema por cerrado y firmar la paz (porque la mierda si se remueve,huele), estuvimos charlando sobre tonterías, sobre nuestros pasados, criticando a nuestros novios... Y de verdad me lo pasé bien.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Lotería

Nunca juego a la lotería, más que nada porque sé que nunca me va a tocar. No tengo ninguna fe en la suerte, de hecho, no tengo ninguna fe en MI suerte (sobre todo porque nunca aparece cuando la necesito...). Pero hoy he decidido jugármela, he decidido fiarme de la suerte y las probabilidades y las estadísticas y, probablemente, perder.
Como una quiniela, he decidido que caerán los temas 2, 6, 7 y 8 (coincidiendo con los más fáciles e intuitivos a la hora de recordarlos) en mi examen de psicología de la salud. "Al fin y al cabo 4 de 7 es un número más que aceptable" - me dije. Y, sin embargo, algo me dice ahora "en febrero te vas a arrepentir terriblemente cuando tengas que presentarte con 20 temas en vez de con 11".
En fin, a lo hecho pecho, como dice mi abuela. Así que en 5 minutos me dirijo a encabezar una huida masiva del aula debido al mal cálculo de probabilidades y, seamos sinceros, a la pereza.
Solo me queda rezar a la Diosa Fortuna pero seguro que con todas las veces que he dudado de ella acude, pero para dar por culete.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Freaky Friday

21:30: me junto con los colegas. El plan es ir de cañas.
21:40: me pido la primera copa de vino. Todos son risas. Comparamos los piropos españoles con los hondureños, curiosamente los suyos son mejores.
22:45: segunda copa de vino. La conversación no es demasiado interesante, la política y economía hondureña no es precisamente mi fuerte...
23:30: decidimos ir a bailar. Mi novio se va a casa. Nos abandonan también otros 3 porque se cabrean con el primo de mi amigo. Solo quedamos 3.
00:00: ya hemos llegado al garito. Me pido un melonazo (licor de melón, licor de kiwi, vodka). Bailamos mucho, me río mucho. El primo de mi amigo me cuenta lo maravillosa que es su novia, ¡qué bonito ver a alguien tan enamorado!
00:45: el primo de mi amigo intenta enrollarse conmigo, le mando a tomar por donde amargan los pepinos... Este tío es gilipollas.
01:15: el melonazo se acabó, entra rápido y demasiado bien... Me voy a pedirme una copita.
01:25: bailo salsa-reggaeton (o como se escriba). Creo que se me va la cabeza, aunque podría ser por todas las vueltas que estoy dando.
01:55: ¡Oh, oh! Me voy al baño a largarlo todo antes de que lo eche en la pista de baile...
02:15: creo que ya puedo levantarme... ¡O tal vez no! Mierda, veo muy borroso... (Arcada) Intento incorporarme: no puedo.
02:30: sigo sin poder ponerme de pie y la mancha del azulejo no para de moverse, así no hay forma de centrarse... (Arcada y todo lo que le sigue)
..:..: creo que quizá podría abrir la puerta y pedirle a alguien que busque a mis amigos... Pero no, no puedo incorporarme todavía sin caerme y acabar vomitando.
..:..: ¿Me he dormido? ¿O me he desmayado? ¿Me encuentro mejor? Me duele todo, y tengo sudores fríos y... ¿Estoy llorando? Me rasca la garganta. Quiero salir de aquí. Intento incorporarme pero... ¡Otra vez no! (Arcada y vómito) Mierda, he apuntado mal y lo eché en mi pierna. Esto es asqueroso.
..:..: ¿Qué son esas voces? ¿Me gritan a mí? ¿¡Realmente estoy abrazada a la tapa del váter de una discoteca? Me muero del asco... Intento escuchar las voces: parece que una chica cree que me ha dado un yuyu y ha llamado a su novio, que pretende echar la puerta abajo. Me esfuerzo por gritar que me dejen en paz, que estoy bien. Se van. Ya no intento ponerme de pie, sé que no puedo...
..:..: Me despierto porque estoy temblando y tengo náuseas, pero creo que... Sí, mi cabeza está más lúcida, creo que... ¡SÍ, puedo ponerme de pie! Voy a salir de aquí.
..:..: ¡Están cerrando el garito! ¡Mis amigos no están! (PÁNICO) Un tío que lleva ahí desde el principio de la noche me dice que se han ido hace ya rato. (PÁNICO Y CABREO)
Se me ocurre preguntar qué hora es... Son las 05:00 y casi me da un pasmo. ¡Llevo 3 horas en un baño! El tío raro se ofrece para llevarme a casa, me niego (solo faltaba acabar violada y tirada en un descampado...)
05:05: mis cosas no están (ni dinero, ni móvil, ni llaves de casa, ni abrigo...)
05:10: cojo un taxi y me dirijo a casa. Mi novio me va a matar cuando le diga que baje a pagar pero...
05:20: mi novio baja asustado pero cuando ve que estoy de una pieza su cara se convierte en cabreo. Subo a casa y devoro todos los carbohidratos que encuentro, mientras le cuento la historia. Creo que va a matar a mi colega. Espero que lo haga, no creo que tenga fuerzas para hacerlo yo misma en un tiempo. Pedro coge mi ropa intentando tocarla lo menos posible, me extraña que no la tire directamente a la basura. Insiste en que me duche pero la idea de meterme en otro baño, aunque sea durante un segundo, me da ganas de morir. Me pone el pijama y me mete en la cama.
Mañana tendré resaca pero ya estoy en casa y, como se suele decir, en casa como en ningún sitio.

viernes, 5 de noviembre de 2010

El león y el cervatillo

Las apariencias engañan, lo sabemos, y aun así nos vemos engañados por ellas.
Ella es taimada, sibilina, paciente... Y parece frágil, vulnerable, dulce y bienintencionada.
Yo soy fuerte, directa, borde, sincera... Y es lo que parezco.
Ella me pica y me pica, socava mi paciencia, busca mi mal carácter, me provoca una y otra vez... Y, de cuando en cuando, yo respondo. Pero, ¿qué pasa cuando alguien, metafóricamente, te da patada tras patada bajo la mesa y tú te levantas y le das un puñetazo? Que automáticamente eres la culpable.
Y yo me preguntaba, ¿cómo puede ser que nadie la vea como realmente es? ¿Cómo la creen a ella antes que a mí? ¿CÓMO?
La respuesta es sencilla: si ves un cervatillo herido junto a un león, ¿qué piensas? Sé bien la respuesta, que el león lo hirió, ¿verdad?
Hay mil alternativas a esa respuesta, pero es la única que se le ocurre a todo el mundo.
Bien, por desgracia, yo soy un león, ¿cómo me defiendo?

jueves, 4 de noviembre de 2010

¿Me lo dejo en el tintero?

En nuestra vida diaria hay mil cosas que dejamos de decir. Nos callamos. Y lo hacemos para evitar conflictos, para no hacer daño, para evitar represalias... Nos callamos cosas que sabemos que nadie debe decir en voz alta, tabúes, sobre nuestros más allegados y, claro está, ellos hacen lo mismo por nosotros.
¡Pues yo me he cansado! Estoy harta de morderme la legua una y otra vez, de tener que silenciar las palabras hasta en mi cabeza para que mi cerebro no tome la delantera y haga que mi boca escupa toda clase de improperios directamente a la cara de mi interlocutor. Y, claro, como no quiero practicar el suicidio social me he dicho, ¿para qué tengo el blog si no es para esto? Así que aquí va todo lo que me estoy dejando en el tintero:
- M. no deberías seguir con ese tío. No te trata como te mereces y coarta aquello que más admiro de ti, tu libertad. No tienes por qué aguantar sus inseguridades, ni permitir que te hable como te habla, ni que te diga con quién puedes salir, ni sus críticas, ni su egocentrismo... Y podría seguir porque ese hombre no es más que un cavernícola egoísta, celoso, posesivo, estúpido, irrespetuoso... ¡Y tú eres una mujer extraordinaria!
- L. tu relación está abocada al fracaso y, te guste o no, eso es sobre todo por tu culpa. Has sido una hipócrita de los pies a la cabeza. Llevas 2 años reprochándole que te fuera infiel y que te mintiera (cuando todavía no habíais ni definido vuestra relación), diciéndole que para ti la sinceridad es primordial, montándole pollos constantes por tus inseguridades y, sin embargo, tú te has acostado con otro hace 3 meses y ni se lo has mencionado. ¿Qué era eso de la sinceridad y la confianza? Porque para haber estado tanto tiempo soltando el mismo rollo, no te lo aplicas... Él no es perfecto y ha cometido errores, pero estoy harta de oírte decir que todo es culpa suya. Te quiero y eres mi amiga, razón por la cual estoy en tu bando, pero no puedo dejar de pensar esto.
- L. repito contigo pero es que últimamente la cagas como nadie. Lo que le has hecho a tu amiga, a alguien que ha estado a tu lado todo este tiempo queriéndote y apoyándote, no tiene nombre. Entiendo que la tal Sandra era tu mejor amiga y la conoces desde hace 10 años, pero ella no ha estado aquí en 3 años y, en cuanto rompe con su chico vuelve y para ti tiene prioridad... ¡Qué feo! La situación es desafortunada como ninguna pero sabías bien cómo se iba a sentir, sabías lo doloroso que iba a ser y, aun así, la has presionado para salirte con la tuya y favorecer a Sandra... No me gusta un pelo.
- Maika... 5 entradas no bastarían para decirte todo lo que tengo que decirte pero, lo intentaré: TE ODIO. Y tú me odias a mí. Pero da la casualidad de que eres la pareja de un amigo al que quiero muchísimo y tengo que se ser educada, ¿sería posbile que tú hicieras lo mismo? Para empezar, te guste o no, EXISTO, y hacerme el vacío no va a cambiarlo. Por mucho que finjas que no estoy ahí, por mucho que me excluyas en las conversaciones, que me contestes mal, que le hables a mi novio como si no tuviera una relación conmigo, que hagas que no me oyes cuando te hablo... Por mucho que lo intentes, ESTOY AQUÍ. Y, aun así, como ofrenda de paz (aunque no te soporto) me comprometo a regalarte un gatito (porque sé que te hace ilusión), tú me dices que sí y cuando lo consigo me lo rechazas... ¿Existe alguna manera de que seas más desagradable, maleducada e hija de puta? Por favor, mantenme al día con tus nuevas ideas, estoy deseando ver qué putadas me tienes reservadas para el futuro.
- V. eres una oportunista muy egoísta, pero me das pena. No tienes ni tendrás jamás una relación de confianza con un hombre porque no confías ni en ti misma. No tienes amigas de verdad porque piensas demasiado en ti, no sabes escuchar, eres increíblemente interesada... Y lo peor de todo es que la gente te disculpa por lo que te pasó con tu padre. Y yo sigo pensando que no es excusa. Todos tenemos mierda en nuestras vidas, cosas que afrontar, y no vamos por ahí comportándonos como lo haces tú. Me parece muy fuerte que tu novio nos odie porque fue para ti más fácil echarnos la culpa cuando le pusiste los cuernos ( que ya me dirás cómo vamos a obligarte a hacerlo), todo porque jamás afrontas las consecuencias de tus actos... Te tengo cariño porque ya son años y el roce, ya sabes, pero sigue sin gustarme nada tu forma de ser.

Y todavía me quedan cosas por decir pero me he cansado de escribir y, además, no tengo toda la noche.

viernes, 25 de junio de 2010

Locura tormentosa

Estábamos empapados de andar bajo la tormenta. El agua caía fría, fuerte y tan densa, que casi no veíamos lo que teníamos delante. Yo me sentía vigorizada, reía y gritaba de alegría con cada rayo y cada relámpago. "¡Eres la loca de las tormentas!", gritaste. Y yo reí todavía más.
Corrimos a casa y nos metimos en la ducha para entrar en calor. Tú abriste la ventana para que pudiera ver la tormenta mientras nos duchábamos.
- "Nunca había visto una tormenta mientras me duchaba, ¿y tú?"
- No - contesté- Ver la tormenta mientras te duchas con la loca de las tormentas. ¿Lo recordarás siempre?
Me miraste a los ojos y me besaste. "Siempre".
En aquel momento sentí algo tan especial que supe que, por mucho que pasara el tiempo, yo también lo recordaría siempre.

Miedo

Miedo. Todos tenemos miedo. Yo, tengo miedo.
Y cuanto más miedo se tiene a una cosa, más nos anticipamos a ella. Cuanto más tememos que algo ocurra, más nos preparamos para cuando lo haga.
El miedo, al contrario que el resto de las emociones no puede combatirse con evitación, no puedes ignorarlo. Si cupiera esa posibilidad, estaría faltando a su propósito esencial: mantenernos vivos.
Imaginad un mundo sin miedo en el que andáramos entre los peligros sin el menor asomo de temor. Nos habríamos extinguido. Es por eso que el miedo está integrado en lo más básico de nuestro cerebro. Aprendemos desde pequeños a qué tener miedo gracias a los adultos y es, quizá, la lección más importante de nuestra vida.
El miedo no es como el pánico o el terror, no nos paraliza ni hace que entremos en shock. El miedo nos activa, hace que fluya la adrenalina, que estemos alerta y preparados para huir o luchar...
A nadie le gusta sentirlo, ni admitir que lo tiene pero es tan necesario como el oxígeno. Yo doy gracias cada día por tener miedo, porque si no hace tiempo que estaría perdida.

martes, 15 de junio de 2010

Hagan sus apuestas

Si examináis vuestra vida, estoy segura de que os daréis cuenta de que habéis estado jugando. Todo el tiempo, habéis estado apostando, ganando y perdiendo, desde vuestra más tierna infancia. Apostamos contra el azar, contra el destino, contra nuestros amigos y familiares y, sobre todo, apostamos contra nosotros mismos.
De pequeños, apostábamos: "apuesto a que si hoy no hago los deberes, mañana el profe no me pillará". Y, desde ese tierno comienzo en nuestra ludópata existencia, seguimos hacia delante haciendo apuestas cada vez más arriesgadas: "apuesto a que si hoy llego tarde, el jefe no lo notará" o "apuesto que con estudiarme la mitad del temario, aprobaré" o "apuesto a que si perdono a esta amiga, jamás volverá a traicionarme"... Y suma y sigue, cada día.
Algunas veces son pequeñas apuestas, inocentes, en las que no nos jugamos nada excepto la certeza de que hemos acertado o ganado, que es como jugar al mus con amarracos.
Otras, son apuestas equivalentes a una partida de póker, en la que las pérdidas serán grandes y dolorosas, pero no fatales.
Sin embargo, cuando es tu corazón, tu juventud, tu cordura, tu futuro... Cuando lo que apuestas es tan importante que podrías perderlo todo, estás jugando a la ruleta rusa y solo puedes apretar el gatillo y esperar a que, por una vez, pierda la casa.

lunes, 26 de abril de 2010

Adolescentes

Últimamente no paro de preguntarme qué está pasando con los adolescentes de hoy en día. Soy consciente de que sueno como una vieja, pero es que es una pregunta que no puedo eludir por más tiempo.
Os cuento la situación que viví el otro día, una de tantas:

- Me subo al autobús. Veo que al final del todo hay un grupo de chicos y chicas de unos 15 años, así que me siento unas filas más adelante (para lo que sirvió...). Antes de nada, os diré que eran chavales normales, no de esos con pinta de gángsters que hay por ahí.
En fin, que me siento tranquilamente con la intención, como siempre, de mirar por la ventana y pensar en mis cosas. Sin embargo, hay tanto ruido que no puedo ni oír mis propios pensamientos, por lo que me concentro en su conversación. Para empezar, hay como 5 conversaciones dándose de forma paralela entre ellos, todas a la vez. Debido a que los adolescentes adolecen de lo que yo llamo "turnos de conversación", (esperar a que la persona que está hablando termine para hablar tú) básicamente se están gritando los unos a los otros sin enterarse de nada. Esto, de por sí, es muy molesto.
Para seguir, todos tienen móvil. Y recalco que todos son adolescente de hoy en día. Por consiguiente, TODOS llevan música puesta en el móvil. Ya me parece una falta de respeto y educación para con los que te rodean escuchar la música sin cascos (cosa que criticaré largo y tendido en otro post porque de verdad que no lo entiendo), pero tener que escuchar (además de sus alaridos) rap, flamenquito, reggaeton y pop a la vez...
Además, iban comiendo pipas. Obviamente las cáscaras iban al suelo pero lo que yo no conocía era el modo aspersor. Al parecer, ya no solo se echan las cáscaras al suelo, sino que además se escupen (sin contar que hay más gente en el autobús a la que puedes dar).
Otra cosa que me llamó la atención, el número de palabrotas por frase. Estoy segura de que estos críos en su casa hablan muy bien y son muy educados (por romper una lanza a su favor y ser optimista...) pero no paro de preguntarme cómo se puede ser tan absolutamente soez. No son solo las palabrotas, son las expresiones. Y que conste que yo soy bastante malhablada, no es fácil que yo me escandalice.
Por último, me doy cuenta de que... ¡Están bebidos! ¡Y son las 5 de la tarde! Yo también bebía a su edad, pero a unas horas más nocturnas. Pero no solo estás bebidos, presumen a voz en grito de estarlo. Lo comentan una y otra vez en alto, no vaya a ser, no sé, que alguien no se haya enterado.

Juro que hubo gente que se bajó antes de su parada con tal de no soportar ni un segundo más a esos niñatos que parecían orangutanes en celo recién escapados del zoo. Juro que yo misma consideré abandonar el autobús, aunque aguanté como una valiente.
No tengo idea de qué es lo que está pasando con esta juventud. Y lo realmente increíble es que esto lo esté diciendo yo, que hace 5 años era una adolescente corriente y moliente. Pero os aseguro que en toda mi adolescencia, jamás me comporté de esa forma. Ni cuando mi sistema hormonal gobernaba mi cerebro; ni cuando mi necesidad de marcarme como ser independiente era tan fuerte como mi necesidad de encajar en mi grupo de iguales y homogeneizarme, de forma que vivía en un dilema constante (como todo adolescente); ni cuando tenía esa paranoia adolescente de que todos los adultos están en mi contra y me tienen manía... Ni con esas, llegué a ser tan insoportable.

lunes, 19 de abril de 2010

A veces...

A veces siento un dolor intenso, desgarrador, en el pecho. Siento una herida abierta que sangra y escuece y arde y que me oprime los pulmones... La siento tan real que me sorprendo cuando miro y no está. Y no puedo hacer nada.
A veces oigo una voz que me grita, que me acribilla con preguntas y más preguntas que no puedo responder, que me acorrala con las imágenes de una verdad que me niego a ver. Y, a veces, cuanto más intento acallarla con más fuerza se rebela. Tanto, que me sorprendo cuando miro a mi alrededor y no hay nadie junto a mi oído. Y no puedo hacer nada.
A veces... A veces, no puedo más que esperar a que pase la tormenta y componer una sonrisa.

martes, 13 de abril de 2010

Conociendo a la familia política

Todos, cuando estamos en una relación estable, tenemos que pasar por el trago de conocer a la familia de la pareja. Esto siempre es incómodo y, a veces, poco agradable pero he descifrado unas pautas a seguir que garantizan el éxito. A saber:
- Sonríe siempre. Probablemente al final te duela la cara pero das una imagen cálida y agradable. Por supuesto hay un límite y si lo pasas quedarás con un pelota, así que cuidado.
- Muéstrate empática con lo que te estén contando, da igual que no te importe o que estés pensando en el color de las paredes, de esta forma das sensación de confianza y familiaridad.
- Cuando te pregunten, habla siempre bien de los otros miembros de la familia que has conocido. Aunque te caigan mal siempre hay un rasgo más o menos bueno que puedes destacar. IMPORTANTE: da igual si te dan pie a que hables mal de otro miembro de la familia (por ejemplo la señora que odia a su cuñada y la critica a sus espaldas) nunca caigas en esa trampa porque te verás envuelto en un lío del que no podrás salir y obtendrás mala reputación en tu futura familia política (siempre serás la que va criticando a la familia a sus espaldas)
- Habla al menos 5 minutos con todo el mundo, si tienes ocasión, así muestras que te importa integrarte.
- Es un coñazo pero gánate a lo que yo llamo "los patriarcas", que son básicamente los familiares directos de tu pareja con más de 60 años (al margen de sus padres).
- Muéstrate adorable con los niños y di siempre los preciosos y dulces que son, si puedes incluso juega un rato con ellos.
- Exceptuando un besito rápido o cogerse de la mano, no des muestras públicas de afecto demasiado efusivas (para eso siempre habrá tiempo en casa) o quedarás como una maleducada y una sobona. Además a "los patriarcas", que son de una generación anterior les parecerá que eres una chica facilona o un aprovechado que se está tirando a su niña (depende del caso).
- Si puedes evitarlo, no te mojes en temas de política o religión.
- Aunque las parejas de los otros miembros de la familia (primos o hermanos) estén sentaditas sin hacer nada, tú ayuda a poner la mesa o hacer la comida o recoger... ¡quedarás como una reina!
- Si te encuentras con la típica que te da una mala contestación o tiene un mal gesto contigo, cuenta hasta 10 antes de saltar con una bordería. Recuerda que no estás en tu terreno y, a no ser que sea algo realmente gordo, es mejor demostrar clase y prudencia y callar que acabar discutiendo (al menos hasta que te hayas hecho tu sitio en la familia y te conozcan mejor).
- No muestres nunca prisa o ganas de irte, aunque las tengas.
- Debes ser muy agradable en la despedida: "me ha encantado conoceros", "espero que nos veamos pronto"...

Y básicamente esto es todo, cumpliendo todas estas pautas tenéis asegurado que en próximas conversaciones familiares se digan cosas como "mira que es maja la novia de____, ¿verdad? Da gusto con ella"

miércoles, 7 de abril de 2010

¿Cómo?

¿Cómo es posible de dos personas que se quieren se hagan tanto daño? ¿Cómo es posible obcecarse tanto en algo que pierdes la perspectiva de todo lo demás? ¿Cómo es posible sentir tantas cosas a la vez y no poder controlarlas? ¿Cómo es posible que se diga a voces cosas que no quieres decir? ¿Cómo es posible silenciar aquello que realmente deseas expresar?¿Cómo es posible que llorar te haga sentir tan aliviado? ¿Cómo es posible que sólo recapacitemos cuando se hace evidente que puedes perder aquello que más amas? ¿Cómo es posible pasar de la locura a la cordura en un instante? ¿Cómo es posible que decir "lo siento" de repente no parezca suficiente?
¿Cómo es posible necesitar tanto, de repente, tu piel junto a la mía?

¿Cómo podemos enmendar nuestros errores?
¿Cómo...?

miércoles, 31 de marzo de 2010

A veces es mejor no hablar pero...

...si me sigo mordiendo la lengua, moriré envenenada.

miércoles, 24 de marzo de 2010

The irish luck

Tengo suerte de tenerte, de poder mirarte a los ojos, de despertar a tu lado.
Tengo suerte de que, entre todas las persona que hay en internet tú me encontraras.
Tengo suerte de saber perdonar porque es más lo que he ganado.
Tengo suerte de que mi padre se fuera porque eso me puso en el camino que he seguido para ser quien soy.
Tengo suerte de que mi madre fuera valiente y de haber podido aprender de ella.
Tengo suerte de tener a mis abuelos porque se aseguraron de que tuviera un techo, comida y cariño; de ellos aprendí a ser generosa.
Tengo suerte de haber conocido a mi tía porque me enseñó que la vida es breve y hay que vivirla al máximo, porque trascendió el significado de la palabra "luchar" y yo estuve allí para verlo, porque jamás tuve tanta complicidad con nadie.
Tengo suerte de tener a Nano, que, pase lo que pase, es capaz de arrancarme una sonrisa y sorprenderme.
Tengo suerte de haber tenido tantos y tan variados amigos porque cada uno me dio una valiosa lección y momentos irrepetibles.
Tengo suerte de haber entrado en razón en aquel momento, porque si no él me hubiese destrozado la vida.
Tengo suerte de haber tenido a alguien que me cuidara mientras me recomponía.
Tengo suerte de haber aprendido a tiempo que el orgullo y la dignidad son muy distintos.
Tengo suerte de haber podido leer tanto porque ahora tengo tanta imaginación que es casi imposible que me aburra.
Tengo suerte de haber tenido los medios para estudiar y así, no solo labrarme un buen futuro, sino crecer como persona.
Tengo suerte de haber vivido siempre entre dos mundos porque ahora encajo en cualquier parte.
Tengo suerte de que me hayan herido porque ahora comprendo la felicidad.
Tengo suerte por tantas cosas que necesitaría días para escribirlas todas...
Como dice mi abuela: "It´s the irish luck"

miércoles, 17 de marzo de 2010

Enemigo mortal en el baño

Con solo verla, me imagino que pudiera llegar a subírseme encima y me da un yuyu... (No hay palabra mejor para expresar asco, grima y... en fin lo que se siente cuando ves una cucaracha) Solo hay una cosa que de más yuyu que la cucaracha en sí: aplastarla. No he oído un sonido más desagradable (excepto el de los tenedores rallando un plato, de lo cual me quejaré en otro post). Me dan escalofríos de imaginarlo...
El caso es que ayer entré el baño, cerré la puerta y allí estaba, una enorme cucaracha negra (los pelos como escarpias tengo de recordarlo). Así que me puse a dar saltitos mientras emitía grititos. Lo malo, a parte de estar encerrada con una cucaracha (lo sé, bastaba con abrir la puerta, pero el pánico me hizo perder la razón), fue que mientras daba saltos tenía los ojos cerrados (como las avestruces, si no lo veo es que no está) por lo que me di en la rodilla con el lavabo. Así que me agaché para apretar la rodilla (lo que hacemos todos al darnos un golpe) pero entonces pensé que de ese modo la cucaracha estaba más cerca de mi cara, razón por la cual me levanté rápidamente y me golpeé con el bidé en el culo.
Por fin, cruzó por mi mente la idea de huir así que abrí la puerta muy rápido y salí. Pero no podía dejarla ahí, ¿o sí? Hice de tripas corazón, agarré una zapatilla, me mentalicé para volver a entrar y, por fin, entré. Tras 5 minutos de lucha... ¡ZAS! (zapatilla) ¡CRUNCH! (la cucaracha).
Yo, que soy una persona racional, fuerte y valiente me pongo a dar grititos y saltitos con solo ver una cucaracha. Me acabo de dar cuenta, ¡qué patético!

martes, 16 de marzo de 2010

Guerra

Comienza con una pequeña punzada, apenas perceptible. Tras eso, pensamientos borrosos, inconexos, cruzan tu mente de forma tan fugaz que apenas da tiempo a detenerlos de forma consciente. Entonces se forma la imagen en tu cabeza, una imagen nítida que se va desarrollando, cambiando. A medida que cambia, tus emociones se disparan. Tu mente se dispersa, pasa de una imagen a otra peor velozmente, o bien se recrea en los detalles (detalles que te minan uno por uno y aumentan tu ansiedad). Sientes que la sangre empieza a hervirte, el corazón se acelera, la mandíbula apretada, los músculos tensos (como preparados para recibir un golpe, sin saber que los golpes te los estás propiciando tú mismo). La ira, el dolor, la rabia... A estas alturas tus celos ya están fuera de control, ya han conquistado todo tu ser, han contaminado cada pensamiento y tergiversado cada emoción.
Solo existe una cosa que actúe como impermeable durante la tormenta de los celos: la confianza. Una vez esta se ha roto, deberás hacer un increíble esfuerzo mental y emocional para guerrear contra un enemigo tan sibilino como los celos. Y aun así, en esa guerra, perderás grandes batallas.

lunes, 15 de marzo de 2010

¿Y si se acaban las respuestas?

Seguro que alguna vez habéis jugado con un niño al "¿y por qué?". Es el juego más desesperante del planeta para un adulto y el más divertido para un niño.
Pero, ¿por qué nos desespera? Porque sabemos que, tarde o temprano, no sabremos la respuesta (o más concretamente, no sabremos qué responder). Vamos por el mundo confiados, con nuestra poderosa dialéctica, nuestros bastos conocimientos adquiridos tras años de aprendizaje incansable, nuestra inestimable experiencia obtenida tras años y años de vida y... Un niño es capaz de dejarnos sin habla, de dejarnos en pañales ante la aplastante realidad de que no lo sabemos todo.
Este juego es un recordatorio de todas esas veces que te preguntas "¿por qué?" a ti mismo y no hay respuesta.
El día que se me acabaron las respuestas, "porque sí" me pareció una justificación más que válida.

lunes, 8 de marzo de 2010

Tortura remunerada

He llegado a la conclusión de que la tortura en algunos casos es legal. No solo eso, sino que además está remunerada. Estoy segura de que antes de que terminéis de leer el post sabéis a quienes me refiero.
- Al empezar intentan cegarte con una intensa luz dirigida directamente a los ojos.
- Te clavan agujas metálicas repetidas veces.
- Todos los instrumentos que usan están afilados o tienen la capacidad de hacerte sangrar.
- Siempre, siempre, siempre te van a hacer daño. Lo único que varía es la intensidad del dolor.
- De igual el procedimiento, la factura final tendrá, al menos, dos ceros.

Efectivamente, es el dentista. Yo solo había ido un par de veces y como nunca había tenido nada de nada ("tu boca es como un rolls royce" - decía mi anterior dentista), nunca había sufrido en mis carnes lo que son los procedimientos dentales. Que conste que no soy ninguna quejica, he pasado por un par de operaciones sin problemas, pero lo que pasa en el dentista no es normal. No es solo el dolor, es la grima que se siente porque aun estando anestesiada notas todos sus movimientos, es tener la certeza de que estás sangrando a chorros porque estás saboreando tu propia sangre sin podre hacer nada, es el olor a hueso quemado... Y el final más amargo de todos: LA FACTURA. ¡Menos mal que solo era un curetaje! (que dicen que no es gran cosa en comparación con lo que te pueden hacer)
A partir de ahora voy a cuidar mi boca como si fuera mi tesoro más preciado, a mí no vuelven a cobrarme por torturarme durante una hora.

martes, 2 de marzo de 2010

Feliz cumpleaños

Mamá,
Tú eres el suelo bajo mis pies, eres la que me sostiene y no permite que caiga. Me has enseñado gran parte de lo que sé y me has dado alas para que lo que no podías enseñarme, lo aprendiera por mí misma. Siempre has estado ahí apoyándome en mis decisiones pero haciéndome saber que si quería dar un paso atrás estarías tras de mí, cubriéndome las espaldas. Nunca importaron los errores que cometiera, siempre estuviste para dar la cara por mí. Me enseñaste la diferencia entre lo bueno y lo malo y me permitiste elegir qué parte debía potenciar. Me criaste dándome libertad, siempre dejándome elegir, siempre mostrando confianza, y gracias a ello aprendí lo que es la responsabilidad. Hiciste que desarrollara una conciencia sin necesidad de recurrir al castigo. Eres la prueba de que madre no es incompatible con amiga. Aprendí que para obtener la confianza de alguien, primero hay que confiar en esa persona. Fomentaste mi independencia para que no me viera nunca desamparada. Me hiciste ver que hace falta valor y fortaleza para mantener el corazón abierto tras los golpes, mucho más que para acorazarlo. Me hiciste comprender que, si me hacen daño, debo dejar ir a las personas que más quiero porque quererse a uno mismo es más importante.
Tú me enseñaste, para que ahora yo pueda aprender de mí misma. Por eso te doy las gracias y te deseo un cumpleaños maravilloso, uno más de los muchos que pasaremos juntas.
Te quiero.

Insomnio

- 00:00: ya es tarde, debo ir a dormir pero no tengo sueño. Me pongo Anatomía de Grey para ver si así me entra la modorra.
- 2:00: estoy harta de Anatomía de Grey, es más, estoy harta de mirar la pantalla. Todavía no tengo sueño... Creo que voy a leer, a ver si se me cansa la vista y con eso consigo algo. En 5 horas debo levantarme, ¡TENGO que dormir!
- 3:30: me duelen los ojos, quiero arrancármelos, pero no tengo sueño. Empiezo a entrar en estado de ansiedad causada por la obsesión con la necesidad de dormir. Sigo con la cuenta atrás hasta que suene el despertador (lo que definitivamente no ayuda) Me meto en la cama para ver si el mero hecho de estar tumbada me induce el sueño.
- 4:45: 50 vueltas en la cama más tarde, no tengo sueño y encima me está entrando calor de tanto moverme. Me agobio. Intento imaginarme en una playa, el sonido del mar... ¿Eso es la tele? Mierda. Mi abuela tiene la tele tan alta que es imposible viajar mentalmente a la playa, como mucho puedo viajar a un tablao flamenco (lo que no es muy relajante). Tengo ganas de hacer pis pero si me levanto me voy a desvelar más aun...
- 5:00: no aguanto más, me voy al baño. Vuelvo a la cama. Ojos como platos. Me levanto en 2 horas. ¡Morfeo ven y llévame en tus oníricos brazos! No, rezar a dioses paganos tampoco funciona... Me pongo el mp3, por lo menos así tengo insomnio con hilo musical (siempre ha habido clases...)
- En algún punto entre las 5:15 y las 7:00: se me cierran los ojos. Me duermo. (¡Aleluya!).
- 7:00: despertador. No.No.No... Si me pierdo las 2 primeras horas tampoco pasa nada. Cambio la hora del despertador. Vuelvo a la cama.
- 7:15: estoy despierta.
- 7:30: sigo despierta.
- 7:35: quizá debería levantarme para ir a clase, ya que estoy aquí tirada en la cama... No, estoy demasiado cansada.
- 9:00: me rindo, me voy a clase.

viernes, 26 de febrero de 2010

He vuelto!!

Tras 9 días de relajación absoluta, ya estoy en Madrid (oooooooooooooh!). He bebido cócteles con sombrillita y sabores empalagosos, he tomado el sol cual lagarta de sangre fría, he hecho turismo tras haber dormido 1 hora y tomando cerveza para bajar la resaca (en mi defensa soy universitaria y todo lo que iba a ver ya lo había visto la vez anterior estando sobria con mi madre), he hecho fiesta en un barco, me he mecido en una hamaca mientras miraba las estrellas, me he dormido con el arrullo de las olas del mar, me he reído como nadie, se me ha pegado el acentillo mexicano, he comido quesadillas, tacos, fajitas y chimichangas... En fin, que han sido unas vacaciones magníficas.
Cuando supere la depresión postvacacional y me acostumbre a ver lluvia de forma constante, volveré a escribir todas las tonterías que me pasan en mi vida diaria.
¡¡Un saludo a todos!!

lunes, 15 de febrero de 2010

Pixu-kun

A ti, que sé que me lees, te quiero. Dejo mi corazón aquí contigo, cuídalo y procura que no vuelva a romperse. Te voy a echar mucho de menos, pensaré en ti cada día. Piensa tú en mí por las noches.

Incompetencia

- Objetos perdidos de tu habitación, ¿dígame?
- Buenas noches. Verás es que no encuentro mis sandalias blancas y quería saber si las habéis encontrado...
- No, no hay sandalias blancas por aquí.
- ¿Podrías comprobarlo? Es que las necesito con urgencia porque mañana me voy a México.
- ¡Ajá! Pues entonces no debiera haberlas perdido...
- ¡No es que las haya perdido, es que no las encuentro!
- Como usted diga... (tonillo condescendiente) Pero no, por aquí no sabemos nada de dichas sandalias.
- ¿No podría ponerse en contacto con el departamento de memoria a largo plazo? Quizá ahí recuerden algo al respecto que me ayude a encontrarlas...
- Lo siento, pero no, ya le he dicho que no sabemos nada sobre el tema.
- ¡Pero cómo se puede ser tan imbécil! Al menos compruébalo...
- Si sigue hablando en ese tono me veré obligada a cortar la comunicación. Si quiere, puede poner una reclamación al sistema nervioso central, pero no le garantizo que sirva para nada.
- Entonces, ¿por qué iba a ponerla?
- Para desahogarse supongo...
- Gracias por tu inexistente ayuda. Buenas noches.
- Cuando quiera. Buenas noches.

Como veis, no solo no encuentro mis sandalias, sino que mi yo interior es una borde (a veces me olvido de lo bruja que puedo llegar a ser...)

P.D: Bueno, me despido durante 9 días. Me voy de vacaciones a Riviera Maya a relajarme y pasarlo bien. Cuando vuleva leeré todas vuestras entradas sin falta. Ya postearé cositas sobre el viaje, que anécdotas no creo que me falten.

domingo, 14 de febrero de 2010

Taxi driver

Creo que esta es una de las cosas más surrealistas que me ha pasado en un taxi, y me han pasado una cuantas... Todavía creo que el numerito estaba preparado y que cuando salí se partieron de risa a mi costa durante horas, si no, no me lo explico.
Entré en un taxi y vi que de copiloto había una chica, lo que me sorprendió pero la verdad es que pensé que era una aprendiz o algo...
Taxista: "Como ves, voy muy bien acompañado, ¿te importa?"
Yo: No, me da igual... (luego me arrepentiría de mi respuesta)
Silencio sepulcral, yo mirando por la ventanilla como siempre y...
Chica: "¡Eres un hijo de puta y una cabronazo!"
Yo: (ojiplática)
La chica se gira hacia mí y me dice: "lo siento, es que ya no me aguantaba más". Yo asiento y le echo una sonrisita tranquilizadora. Mal hecho, porque esto la envalentona a hablar.
Chica: "Es que lo es... ¿Sabes lo que dice? ¡Que las mujeres no servimos para nada!"
"¡Ah! No es más que la típica discusión en plan batalla de sexos" - pienso tranquila. Así que, sin poder contenerme porque yo soy así de bocazas (qué le voy a hacer), meto baza.
Yo: "¿Nosotras inútiles? ¡Pero si ellos no saben ni freír un huevo! (Craso error abrir la boca...)
Taxista: "¿Y pa qué? Si tengo a esta pa que me los fría... Que pa poco más sirve"
Chica: "¿¡Ah, sí!? Pues no te preocupes que en cuanto lleguemos a casa te voy a cortar los huevos, los voy a freír y me los voy a comer de cena"
Silencio... Yo pensando "es broma, claro..."
Chica: "Lo siento, ¿eh? Esto debe ser lo más raro que te ha pasado en un taxi..."
Yo: "¡Qué va! No pasa nada, si me ha pasado cada cosa rara en los taxis..."
Chica: "¿Como qué?"
Yo: "(Me he quedado en blanco...Mierda, piensa rápido) Uff... de todo (piensa mejor) No sé, taxistas que me cuentan su vida y tal... De todo, ya sabes cómo son los taxistas".
Chica: "¡Qué pasa con los taxistas! ¿Algún problema?"
Yo: "Eh... no, claro, si hay de todo" (¿Falta mucho para llegar? Joder, normalmente son solo 5 minutos...)
Chica: "Aunque la verdad es que hay cada golfo..." - y mira al chico.
Yo: "(No caigas, es otra trampa...)"
Taxista: "¿Quién yo? Sí, claro , cari... Si ya sabes que si tú no estuvieras aquí yo ya me habría llevado a esta tía a cenar y a un hotel"
Yo: "(¿Hola? ¡¿Qué está pasando, por favor?!)"
Taxista: "Si es que eres una paranoica, chiqui"
Yo: "(¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué la provocas?!)"
Chica: "¡Que yo soy una paranoica! ¡Es que es la ostia!" - me mira - "¡Le pillo con los pantalones bajados en la habitación con tu mejor amiga y todavía soy yo la loca paranoica!"
Yo: "Ya..." (¡Bien esta es mi calle!) "Por aquí puede parar, gracias...)"
Taxista: "Son 7.50€" (En serio, me cobró la carrera y todo...)
Yo: "Pues nada, buenas noches" - salí corriendo al portal antes de que pudieran tener algo más que decir...

viernes, 12 de febrero de 2010

Hasta el último

Nadaba y nadaba. Nadaba a pesar de que las algas se le habían enredado en las extremidades y apenas le permitían moverse, nadaba aunque le picaban las medusas, nadaba a pesar de que el oleaje la retrasaba a cada brazada, nada aunque sentía la boca seca y el cuerpo entumecido, nada aunque le picaran tanto los ojos que ya no veía hacia dónde... Nadaba a pesar de todo. Pasaba cada cierto tiempo cerca de un puerto seguro, pero la angustia de parar era mayor que la angustia de seguir nadando. Sabía cuál era la solución más fácil, la imagen aparecía en su cabeza de forma intermitente cada cinco segundos, pero algo en su interior hacía que la desterrase y siguiera adelante.
A cada momento oía una voz en su cabeza: "Nadar y nadar, para morir en la orilla".
- "Mejor morir que no haberlo intentado" - contestaba mentalmente.
- "¿Hasta tu último aliento?"
- "Hasta el último" - sentenciaba ella.

lunes, 8 de febrero de 2010

La imagen completa

El punto blanco de ese cuadro la tenía preocupada. Siempre se acercaba a examinarlo, a intentar descubrir qué era. ¿Acaso era suciedad acumulada con los años? ¿Quizá una gota que cayó del pincel del artista en su momento? ¿O ese punto estaba ahí de forma premeditada? Examinaba el punto del cuadro y pensaba en él cada día.
Hasta que una vez se le ocurrió que, quizá, si se alejara un poco podría tener un poco más de perspectiva. Quizá si se alejaba, podría ubicar el punto y descubrir qué pasaba con el cuadro. Así que se alejó del cuadro unos pasos y, cuando se dio la vuelta, lo comprendió todo. Nunca había visto el cuadro, nunca lo había mirado de verdad. El punto, era insignificante comparado con la belleza del cuadro, con la historia que contenía, con la emoción que suscitaba...
Descubrió que en su obsesión por aquel punto, se había perdido lo único que realmente importaba, la imagen completa.

jueves, 4 de febrero de 2010

Abuela... ¿para qué?

Comentarios agradables que me hace mi abuela día a día:
- Entra en mi habitación y se queda observándome, lo que de por sí me pone del hígado, y al rato dice: "Hija, parece que tienes los brazos más gordos, ¿no?"
- Entro por la puerta, me saluda y me mira con cara de preocupación: "Cariño, ¿estás enferma?" "Pues... no" "¡Menos mal! Es que me parece que tienes la cara más pálida de lo habitual..." (No, abuela, lo que pasa es que soy muuuuuy blanca pero eso no es sorpresa porque lo he sido toda mi vida)
- Voy a salir de casa, me despido y me dice: "¿Te vas de pingo, ¿eh pajarita loca?" "Sí, me voy con las amigas..." "¿Y por qué no te maquillas un poco, que parece que tienes mala cara?" "Porque ya estoy maquillada..." (Depresión...)
- "¿Te has mirado lo del hipotiroidismo? Parece que tienes un poco de papada, ¿no?"
- "Hija, no sé cómo P. te soporta, con lo lija que eres"
- "Parece que te brilla menos el pelo, ¿no?" "Es posible" E insiste: "Sí, lo tienes como apagado y mustio, ¿por qué no tomas vitaminas?"
- Dentro de poco te toca cortarte el pelo, tienes las puntas como muy mal" "Me lo corté hace un mes" "Pues te lo cortaron mal..." (Tócate los cojones, mariloles)

¿Sabéis la expresión "a ese no le hace falta abuela"? Pues si es como la mía, ni ganas de tenerla, al menos si quieres seguir teniendo una pizca de autoestima.

P.D: En realidad mi abuela es genial, pero tiene estos detallitos que... Bueno, al menos, me da cosas sobre las que escribir...

lunes, 1 de febrero de 2010

Incómodos ascensores

¿Por qué nos incomodará tanto compartir ascensor? No sé por qué es, pero cuando entro por el portal y veo que un vecino va a entrar detrás, no puedo evitar salir casi corriendo hacia el ascensor, meterme e intentar cerrar la puerta con fuerza mientras le doy al botón del 12. Todo ello para no compartirlo.
Cuando se comparte ascensor, el ambiente se carga de tensión de repente y se empiezan a oír carraspeos, a ver miradas huidizas y tímidas sonrisitas falsas que terminan muy pronto. Y entonces silencio. Silencio mientras se escudriña la pared del ascensor (porque, claro, es interesantísima) y maldices a la relatividad por hacer que parezca que la ascensión nunca termina. Casi se oyen los tic-tacs de los relojes. Y, por fin, se llega al piso deseado: más carraspeos y tímidas sonrisas a modo de despedida.
Esto, si te toca un vecino decente. Cuando toca subir con el vecino charlatán, es mucho peor porque a todo lo anterior se unen incómodas conversaciones banales. El tópico "parece que mañana va a llover", no lo es; pasa, y mucho, en los ascensores. Incluso, los hay del género preguntón "¿qué estudias? ¿cómo están tus abuelos?..." pero en cuanto salen del ascensor, lo olvidan.
Y si esto es una tortura para la mayoría, imaginaos para mí, que adoro subir y bajar sola en ascensor: me miro los poros, pongo caras, canto la música que voy escuchando, me examino los dientes... No sabéis las desilusiones que me llevo cuando tengo que compartir ascensor.
Por esto, si veis a una pelirroja entrar en el portal e ir corriendo como una loca hacia el ascensor, dadle el capricho y dejadla ir sola, que bastante tiene con lo suyo...

domingo, 24 de enero de 2010

La culpa del hurto

Os contaré una historia: "Fui a tomar unas cañas con mis amigas. Dejé mi bolso, junto a los demás, en la barra. Obviamente, estaba pidiendo a gritos que me hurtaran, así que lo hicieron. Cuando me quise dar cuenta el bolso ya no estaba, ¡y todo por mi culpa! Porque soy una idiota y metí la pata dejando el bolso ahí, no me extraña que me lo quitaran..."
Si esta historia no os ha extrañado ni un poco, parad de leer porque no os va a gustar lo que voy a escribir.
Bien, ¿en qué mundo retorcido me hurtan el bolso y yo tengo la culpa? No claro, si ahora resulta que la ladrona tendría que denunciarme a mí por provocación.
Después de que me hayan quitado mis cosas, cosas a las que tenía mucho cariño, lo último que me apetece oír es "no te preocupes, todo el mundo mete la pata..." Tampoco me apetece oír a sabelotodos diciéndome los 1001 trucos para que no te roben el bolso. Esta clase de actitud me resulta incomprensible y, sobretodo, molesta.
Por suerte, en el momento del hurto tuve a mi alrededor a mis amigas. Amigas que pusieron a parir al ladrón, que se recorrieron todas las papeleras de alrededor por si acaso hubieran tirado el bolso y que hicieron absolutamente todo lo humanamente posible por arrancarme una sonrisa.
De los demás... Ya he dicho todo lo que tenía que decir.

viernes, 22 de enero de 2010

Mentir

ODIO la gente que dice que odia la mentira. Personalmente, me parece una de las formas más flagrantes de hipocresía.
Todos mentimos y quien diga que no, miente. Me atrevería a decir que mentir es adaptativo. Claro, es como todo, hay que hacerlo en su justa medida si no, probablemente se volverá en tu contra o podría volverse patológico.
Mintiendo puedes conseguir trabajo (otra cosa es cuánto te dure si te pasas de mentiroso), conservar amigas (sí, dile a tu mejor amiga que no solo es fea, sino que tiene el culo del tamaño de África), ligar (los hombres ya sabéis de qué hablo... (es broma)), aprobar exámenes (digan lo que digan copiar es mentir)... Las posibilidades son infinitas.
¿Y qué decir del autoengaño? Poder negarte la realidad a ti mismo o, incluso, reprimirla durante años. Es un mecanismo psicológico de supervivencia básico que nos permite seguir adelante (¡qué maravillosa es la mente humana!). Vale que tiene efectos secundarios pero, al menos, te proporciona tiempo hasta que puedas afrontar la verdad.
No creo que nadie odie la mentira, en todo caso se pueden odiar determinados tipos de mentira o que te mientan.

martes, 19 de enero de 2010

Momento made in Hollywood

Todos queremos vivir algún momento como el de las películas. Nos encantan esas escenas glamurosas en las que suena una música de fondo y todo parece perfecto.
Hoy me ha tocado a mí. Solo que mi escena hollywoodiense ha sido más bien cómica (para los demás, no para mí).
"La heroína va por la calle a primera hora de la mañana, recién duchada y con la ropita limpia... Se acerca al paso de cebra por donde cruza cada día para ir a la universidad y... Un gilipollas pasa a toda velocidad por encima de un charco, de forma que ella termina empapada de arriba a abajo de agua embarrada. Todos se ríen con disimulo (¡jajaja! Claman las risas al otro lado de la pantalla)... Piensa en ir a cambiarse pero, ¡tiene un examen! Así que nuestra heroína pasa toda la mañana calada hasta los huesos y oliendo a humedad mientras la gente arruga la nariz cuando pasa por su lado. FIN"
Os aconsejo que la próxima vez que deseéis un momento made in Hollywood lo penséis dos veces... ¡Nunca se sabe qué escena os puede tocar...!

miércoles, 13 de enero de 2010

Zombies caseros

He llegado a casa y me he encontrado un zombie. Imaginad llegar a casita a la 1 de la madrugada con la idea de ponerme el pijama, ver una serie tranquilita para ir pillando sueño... Y en vez de eso, me he encontrado a un zombie arrugado con casco de laca que me perseguía por todas partes: del salón a la cocina, de la cocina al baño, del baño a mi habitación, de mi habitación a la de mi madre... Allá donde intentaba esconderme, estaba ella.
Por fin, me di cuenta de que huir no funcionaba (estaba claro que este zombie en particular era especialmente persistente) así que me giré y decidí enfrentarlo para que desapareciera (supuse que lo que servía para los fantasmas, servía para los zombies, pero no...).
En vez de eso, el zombie empezó a hablar (además de a perseguirme). Repetía todo el tiempo: "PONER OTRA LAVADORA" "TIENDE ESTA LAVADORA" "SACA LA ROPA DE LA SECADORA" "MÁS LAVADORAS"...
Intenté razonar, intenté combatir, pero no hubo forma. Debí darme cuenta de las señales, pero la transformación ha sido tan sutil que apenas me di cuenta. Jamás pensé que "haz las camas" fuera el síntoma previo a la FIEBRE DE LA LAVADORA. Ahora ella es un zombie casero.
Solo espero que cuando la asistenta regrese, mi abuela vuelva a la normalidad.

Ruptura

He roto con mi profesor de psicopatología. Yo insisto en que el examen estaba aprobado y él insiste en llevarme la contraria.
En su defensa dice: "El conocimiento lo tienes, pero no me gusta tu forma de redactarlo"
"Pero el conocimiento está" - contraataco.
"Pero no me gusta tu estilo de redacción"
"Yo redacto muy bien"
"Olvida tus prejuicios cognitivos sobre tu forma de redactar"
"Vale, prejuicios cognitivos a un lado, el conocimiento está..."
"Pero no me gusta tu forma de redactarlo..."
Obviamente habíamos entrado en un bucle argumentativo. Es por esto, por lo que he decidido presentar una demanda de divorcio al decano alegando "diferencias académicas irreconciliables". Mientras esto se resuelve, como en toda ruptura, yo he optado por intentar no coincidir con él (por respeto a sus sentimientos) por lo que me paso sus clases en la cafetería o durmiendo en la camita.

martes, 12 de enero de 2010

Razones por las que es importante hacer la cama...

...No se me ocurre ninguna

Instantes

¿Qué es un instante? Un instante es lo que tardé en darme cuenta de que estabas hecho para mí. Es ese momento en que miré a mis amigas de la universidad y supe que valían la pena. Es ese transcurso de tiempo en el que te das cuenta de que ese dolor no te abandonará nunca. Es el segundo que tardas en mirar a alguien y tener la sensación de que lo perderás para siempre. Es esa milésima de segundo durante la cual miras hacia atrás y ves cuánto has cambiado. Un instante es cuando te das cuenta de lo emocionante que será el futuro. Es el tiempo que dedico a pensar en mí. Es lo que tardé en querer a Nano. Es ese momento en que sientes angustia en el estómago y sabes que algo va mal. Es lo que se tarda en tomar una decisión, aunque a veces cueste más tiempo aceptarla. Un instante es lo que me cuesta leer en Tus ojos. Es la milésima de segundo que tardas en saber que una persona no te conviene. En solo un instante te das cuenta de que te has equivocado. Los instantes son los que marcan todo lo que importa durante una vida. Algunos dicen que un instante no es más que una medida de tiempo pero, ¿verdad que hace falta solo un instante para darse cuenta de que es mucho más que eso?

lunes, 11 de enero de 2010

Cálido como la nieve

Al sujetar una bola de nieve con la mano desnuda, la sensación térmica varía de la gelidez a una especie de ardor. Es casi sorprendente, el hielo puede quemar. Y la nieve calienta.
Cuando nieva todo parece mejor, hay esperanza. "Si nieva mucho quizá mañana no tenga que ir al trabajo..." "Si sigue nevando bajaré al perro a jugar con la nieve..." "Si nieva más aún, daré un paseo por el centro con mi chico..." Al mirar hacia fuera y ver la nieve, te sientes más calentita en tu propia casa, aunque hayan quitado la calefacción. La gente te sonríe cuando te cruzas con ellos intentando no resbalar. Te sientes más juguetona y lanzas bolas de nieve y corres y ríes... Todo parece más limpio, más hermoso, más puro... Los copos te cubren, pero no importa, te sonríes.
Cuando nieva, una emoción cálida se asienta en mi pecho y, por momentos, todo parece perfecto.