domingo, 24 de enero de 2010

La culpa del hurto

Os contaré una historia: "Fui a tomar unas cañas con mis amigas. Dejé mi bolso, junto a los demás, en la barra. Obviamente, estaba pidiendo a gritos que me hurtaran, así que lo hicieron. Cuando me quise dar cuenta el bolso ya no estaba, ¡y todo por mi culpa! Porque soy una idiota y metí la pata dejando el bolso ahí, no me extraña que me lo quitaran..."
Si esta historia no os ha extrañado ni un poco, parad de leer porque no os va a gustar lo que voy a escribir.
Bien, ¿en qué mundo retorcido me hurtan el bolso y yo tengo la culpa? No claro, si ahora resulta que la ladrona tendría que denunciarme a mí por provocación.
Después de que me hayan quitado mis cosas, cosas a las que tenía mucho cariño, lo último que me apetece oír es "no te preocupes, todo el mundo mete la pata..." Tampoco me apetece oír a sabelotodos diciéndome los 1001 trucos para que no te roben el bolso. Esta clase de actitud me resulta incomprensible y, sobretodo, molesta.
Por suerte, en el momento del hurto tuve a mi alrededor a mis amigas. Amigas que pusieron a parir al ladrón, que se recorrieron todas las papeleras de alrededor por si acaso hubieran tirado el bolso y que hicieron absolutamente todo lo humanamente posible por arrancarme una sonrisa.
De los demás... Ya he dicho todo lo que tenía que decir.

viernes, 22 de enero de 2010

Mentir

ODIO la gente que dice que odia la mentira. Personalmente, me parece una de las formas más flagrantes de hipocresía.
Todos mentimos y quien diga que no, miente. Me atrevería a decir que mentir es adaptativo. Claro, es como todo, hay que hacerlo en su justa medida si no, probablemente se volverá en tu contra o podría volverse patológico.
Mintiendo puedes conseguir trabajo (otra cosa es cuánto te dure si te pasas de mentiroso), conservar amigas (sí, dile a tu mejor amiga que no solo es fea, sino que tiene el culo del tamaño de África), ligar (los hombres ya sabéis de qué hablo... (es broma)), aprobar exámenes (digan lo que digan copiar es mentir)... Las posibilidades son infinitas.
¿Y qué decir del autoengaño? Poder negarte la realidad a ti mismo o, incluso, reprimirla durante años. Es un mecanismo psicológico de supervivencia básico que nos permite seguir adelante (¡qué maravillosa es la mente humana!). Vale que tiene efectos secundarios pero, al menos, te proporciona tiempo hasta que puedas afrontar la verdad.
No creo que nadie odie la mentira, en todo caso se pueden odiar determinados tipos de mentira o que te mientan.

martes, 19 de enero de 2010

Momento made in Hollywood

Todos queremos vivir algún momento como el de las películas. Nos encantan esas escenas glamurosas en las que suena una música de fondo y todo parece perfecto.
Hoy me ha tocado a mí. Solo que mi escena hollywoodiense ha sido más bien cómica (para los demás, no para mí).
"La heroína va por la calle a primera hora de la mañana, recién duchada y con la ropita limpia... Se acerca al paso de cebra por donde cruza cada día para ir a la universidad y... Un gilipollas pasa a toda velocidad por encima de un charco, de forma que ella termina empapada de arriba a abajo de agua embarrada. Todos se ríen con disimulo (¡jajaja! Claman las risas al otro lado de la pantalla)... Piensa en ir a cambiarse pero, ¡tiene un examen! Así que nuestra heroína pasa toda la mañana calada hasta los huesos y oliendo a humedad mientras la gente arruga la nariz cuando pasa por su lado. FIN"
Os aconsejo que la próxima vez que deseéis un momento made in Hollywood lo penséis dos veces... ¡Nunca se sabe qué escena os puede tocar...!

miércoles, 13 de enero de 2010

Zombies caseros

He llegado a casa y me he encontrado un zombie. Imaginad llegar a casita a la 1 de la madrugada con la idea de ponerme el pijama, ver una serie tranquilita para ir pillando sueño... Y en vez de eso, me he encontrado a un zombie arrugado con casco de laca que me perseguía por todas partes: del salón a la cocina, de la cocina al baño, del baño a mi habitación, de mi habitación a la de mi madre... Allá donde intentaba esconderme, estaba ella.
Por fin, me di cuenta de que huir no funcionaba (estaba claro que este zombie en particular era especialmente persistente) así que me giré y decidí enfrentarlo para que desapareciera (supuse que lo que servía para los fantasmas, servía para los zombies, pero no...).
En vez de eso, el zombie empezó a hablar (además de a perseguirme). Repetía todo el tiempo: "PONER OTRA LAVADORA" "TIENDE ESTA LAVADORA" "SACA LA ROPA DE LA SECADORA" "MÁS LAVADORAS"...
Intenté razonar, intenté combatir, pero no hubo forma. Debí darme cuenta de las señales, pero la transformación ha sido tan sutil que apenas me di cuenta. Jamás pensé que "haz las camas" fuera el síntoma previo a la FIEBRE DE LA LAVADORA. Ahora ella es un zombie casero.
Solo espero que cuando la asistenta regrese, mi abuela vuelva a la normalidad.

Ruptura

He roto con mi profesor de psicopatología. Yo insisto en que el examen estaba aprobado y él insiste en llevarme la contraria.
En su defensa dice: "El conocimiento lo tienes, pero no me gusta tu forma de redactarlo"
"Pero el conocimiento está" - contraataco.
"Pero no me gusta tu estilo de redacción"
"Yo redacto muy bien"
"Olvida tus prejuicios cognitivos sobre tu forma de redactar"
"Vale, prejuicios cognitivos a un lado, el conocimiento está..."
"Pero no me gusta tu forma de redactarlo..."
Obviamente habíamos entrado en un bucle argumentativo. Es por esto, por lo que he decidido presentar una demanda de divorcio al decano alegando "diferencias académicas irreconciliables". Mientras esto se resuelve, como en toda ruptura, yo he optado por intentar no coincidir con él (por respeto a sus sentimientos) por lo que me paso sus clases en la cafetería o durmiendo en la camita.

martes, 12 de enero de 2010

Razones por las que es importante hacer la cama...

...No se me ocurre ninguna

Instantes

¿Qué es un instante? Un instante es lo que tardé en darme cuenta de que estabas hecho para mí. Es ese momento en que miré a mis amigas de la universidad y supe que valían la pena. Es ese transcurso de tiempo en el que te das cuenta de que ese dolor no te abandonará nunca. Es el segundo que tardas en mirar a alguien y tener la sensación de que lo perderás para siempre. Es esa milésima de segundo durante la cual miras hacia atrás y ves cuánto has cambiado. Un instante es cuando te das cuenta de lo emocionante que será el futuro. Es el tiempo que dedico a pensar en mí. Es lo que tardé en querer a Nano. Es ese momento en que sientes angustia en el estómago y sabes que algo va mal. Es lo que se tarda en tomar una decisión, aunque a veces cueste más tiempo aceptarla. Un instante es lo que me cuesta leer en Tus ojos. Es la milésima de segundo que tardas en saber que una persona no te conviene. En solo un instante te das cuenta de que te has equivocado. Los instantes son los que marcan todo lo que importa durante una vida. Algunos dicen que un instante no es más que una medida de tiempo pero, ¿verdad que hace falta solo un instante para darse cuenta de que es mucho más que eso?

lunes, 11 de enero de 2010

Cálido como la nieve

Al sujetar una bola de nieve con la mano desnuda, la sensación térmica varía de la gelidez a una especie de ardor. Es casi sorprendente, el hielo puede quemar. Y la nieve calienta.
Cuando nieva todo parece mejor, hay esperanza. "Si nieva mucho quizá mañana no tenga que ir al trabajo..." "Si sigue nevando bajaré al perro a jugar con la nieve..." "Si nieva más aún, daré un paseo por el centro con mi chico..." Al mirar hacia fuera y ver la nieve, te sientes más calentita en tu propia casa, aunque hayan quitado la calefacción. La gente te sonríe cuando te cruzas con ellos intentando no resbalar. Te sientes más juguetona y lanzas bolas de nieve y corres y ríes... Todo parece más limpio, más hermoso, más puro... Los copos te cubren, pero no importa, te sonríes.
Cuando nieva, una emoción cálida se asienta en mi pecho y, por momentos, todo parece perfecto.