lunes, 11 de enero de 2010

Cálido como la nieve

Al sujetar una bola de nieve con la mano desnuda, la sensación térmica varía de la gelidez a una especie de ardor. Es casi sorprendente, el hielo puede quemar. Y la nieve calienta.
Cuando nieva todo parece mejor, hay esperanza. "Si nieva mucho quizá mañana no tenga que ir al trabajo..." "Si sigue nevando bajaré al perro a jugar con la nieve..." "Si nieva más aún, daré un paseo por el centro con mi chico..." Al mirar hacia fuera y ver la nieve, te sientes más calentita en tu propia casa, aunque hayan quitado la calefacción. La gente te sonríe cuando te cruzas con ellos intentando no resbalar. Te sientes más juguetona y lanzas bolas de nieve y corres y ríes... Todo parece más limpio, más hermoso, más puro... Los copos te cubren, pero no importa, te sonríes.
Cuando nieva, una emoción cálida se asienta en mi pecho y, por momentos, todo parece perfecto.

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