martes, 15 de junio de 2010

Hagan sus apuestas

Si examináis vuestra vida, estoy segura de que os daréis cuenta de que habéis estado jugando. Todo el tiempo, habéis estado apostando, ganando y perdiendo, desde vuestra más tierna infancia. Apostamos contra el azar, contra el destino, contra nuestros amigos y familiares y, sobre todo, apostamos contra nosotros mismos.
De pequeños, apostábamos: "apuesto a que si hoy no hago los deberes, mañana el profe no me pillará". Y, desde ese tierno comienzo en nuestra ludópata existencia, seguimos hacia delante haciendo apuestas cada vez más arriesgadas: "apuesto a que si hoy llego tarde, el jefe no lo notará" o "apuesto que con estudiarme la mitad del temario, aprobaré" o "apuesto a que si perdono a esta amiga, jamás volverá a traicionarme"... Y suma y sigue, cada día.
Algunas veces son pequeñas apuestas, inocentes, en las que no nos jugamos nada excepto la certeza de que hemos acertado o ganado, que es como jugar al mus con amarracos.
Otras, son apuestas equivalentes a una partida de póker, en la que las pérdidas serán grandes y dolorosas, pero no fatales.
Sin embargo, cuando es tu corazón, tu juventud, tu cordura, tu futuro... Cuando lo que apuestas es tan importante que podrías perderlo todo, estás jugando a la ruleta rusa y solo puedes apretar el gatillo y esperar a que, por una vez, pierda la casa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó la metáfora... Creo que soy un ludópata.

Besos.

madroca dijo...

Un texto muy real y que nos hace pensar, creo que realmente somos todos un poco ludópatas.
Buen post Limniade

Kobal dijo...

La vida es una ruleta rusa que jugamos constantemente.

Publicar un comentario